El cuidado del medio ambiente está cada vez más presente en nuestro día a día. Desde que nos levantamos, hasta que nos acostamos, en mayor o menor medida todas nuestras acciones tienen un componente relacionado con la ecología. Por ejemplo, a la hora de comer, muchos nos decantamos por productos de proximidad y cultivados en huertos ecológicos, e intentamos ingerir productos lo menos procesados posible y, cuando vamos a comprar, nos preocupamos por los envases y los plásticos y nos llevamos nuestra propia bolsa de la compra.
Otros están muy preocupados por la contaminación del aire, y eligen medios de transporte públicos en vez de ir en auto, pero en el caso de tener que comprar uno, cada vez hay más personas que se interesan por la creciente oferta de autos híbridos, eléctricos, etc. Por otra parte, las ciudades están cada vez más implicadas en el control de la contaminación y se están tomando importantes decisiones sobre el acceso de los autos a las mismas con el objeto de reducir los gases contaminantes.
Cada vez somos más los que estamos preocupados por la contaminación de los bosques, los mares y las playas, e intentamos que nuestro paso por estos espacios tenga la menor huella ecológica posible. Incluso ya hay actividades como el plogging pensadas para limpiar los espacios naturales.
¿Hasta qué punto podemos reducir nuestra huella ecológica? Sin duda, hay cosas que necesitan ser reguladas por las instituciones públicas y otras muchas, como las que hemos comentado anteriormente, están en nuestras manos.
Nos encontramos en un momento en que, cada vez más personas, no sólo se preocupen por su huella ecológica mientras están aquí, sino, también, por lo que dejan atrás cuando fallecen. Pero, ¿cómo controlar lo que pasa cuando nos vamos?
La respuesta está en los seguros de decesos, que permiten dejarlo todo planificado con antelación. DKV lanzó en 2013 el primer seguro de decesos ecológicos, el Ecofuneral y, en la actualidad, es la única aseguradora en ofrecer un seguro de estas características. Viendo la tendencia al alza del interés que las personas tienen por reducir su huella ecológica, en DKV estamos apostando fuerte por este producto, ampliando las zonas de cobertura y mejorando este servicio.
La visión vanguardista del Ecofuneral se centra tanto en el concepto de funeral como en la utilización de nuevas tecnologías y materiales, todo ello con el objetivo de reducir el uso de energía, las emisiones contaminantes y el impacto sobre la naturaleza de todos los productos e instalaciones que intervienen en el funeral.
Hay mucho por hacer para reducir el impacto ecológico que tienen los funerales. La primera duda que se nos plantea al pensar en nuestro funeral es: ¿cremación o entierro? Ambos casos tienen impactos ambientales distintos pero, ecológicamente no hay uno mejor que otro.
Los ecofunerales presentan opciones especialmente diseñadas para cada uno de estos métodos y están regidos por unos principios fundamentales que incluyen la reducción de residuos, de componentes sintéticos no biodegradables y de emisiones contaminantes, así como la reducción en el uso de productos químicos tóxicos, la incorporación de productos de proximidad, una disminución en el consumo de energía no renovable, la incorporación de materiales certificados.
¿Qué es un ecofuneral?
El impacto ambiental de un servicio funerario se mide en kilos de CO2eq y en la huella ecológica que dejan los productos que participan. Pero un funeral ecológico va más allá de reducir los efectos negativos sobre el medio; busca enmarcarse en una visión de regreso al sentido natural del ciclo de la vida y la muerte.
La palabra «ecofuneral» todavía no existe en el diccionario. Es la palabra que empleamos para traducir lo que en los países anglosajones denominan green burial, natural burial o eco-friendly funeral. La esencia de un green burial reúne naturaleza y simplicidad. Son ceremonias que rechazan la visión protocolaria y urbana de un funeral tradicional a favor de una mirada más informal y enfocada en el regreso a la naturaleza. Se celebran en medio de un bosque y no entre hileras de nichos. No es la lápida de la tumba la que conmemora la vida vivida, sino la belleza del entorno que la acoge.
Llevar la coherencia hasta el final
Hay quien interpreta que cuanto más rosas haya, cuanto más ostentoso sea el féretro, cuanto más coches desfilen en el cortejo, más estamos honorando a la figura del difunto. Pero el coste económico del servicio funerario no es una traducción directa del amor que sentimos por la persona que se ha muerto. Un funeral que refleje la identidad de la persona difunta y que plasme los mensajes que ha legado es, sin duda, una celebración más significativa para honrar su vida que contratar decenas de Mercedes.
Pero cuando se muere una persona, las decisiones se tienen que tomar tan rápidamente que nos vemos arrastrados a adquirir servicios funerarios tradicionales, predefinidos y estándares que, con algo más de sincera y pausada reflexión, quizás no escogeríamos.
Dicen los psicólogos que un mal recuerdo de la ceremonia funeraria dificulta el proceso de luto posterior. Por eso, planificar nuestro funeral es uno de los actos más significativos que podemos legar a nuestra familia, porque en un momento de prisas y de emociones agobiantes no tengan que darle vueltas a qué ceremonia hubiéramos preferido.
Dejar por escrito una reflexión podría guiarlos para organizar un sepelio con nuestros valores y los suyos. ¿Qué preferirían los asistentes a nuestro funeral: un coche de acompañamiento extra o un cuarteto de cuerda?
Pero para poder reflexionar sobre el propio funeral hay que esquivar el tabú de la muerte, que tanto nos bloquea. Quizás la “visión ecofuneral” puede contribuir a ello: los productos funerarios naturales nos ayudan a superar el tabú de la muerte haciendo presente, en ellos mismos, el ciclo natural de la vida. Y también nos ayudan a personalizar el sepelio y llenar de coherencia ambiental el legado para las generaciones que nos seguirán. Incluso puede ser que, si consiguiéramos celebrar un funeral tan coherente como bonito, la última escena de una vida no faltara nunca en los álbumes de fotos familiares.
Fuente: FUNDACIÓN TERRA